viernes, 30 de noviembre de 2007

¿CHÁVEZ FOREVER? NEIN!

HE RECIBIDO A MI CORREO ELECTRÓNICO UN EMAIL DEL PROFESOR ROLDÁN ESTEVA-GRILLET QUE ME GUSTARÍA COMPARTIR CON MIS LECTORES. EN UN MOMENTO COMO ESTE, EN EL QUE VENEZUELA SE PRESTA PARA VIVIR UNA DE SUS MÁS PROFUNDAS CRISIS, ESTA BREVE NOTA SE TORNA DE OBLIGATORIA LECTURA PARA TODOS LOS VENEZOLANOS. DICHO ESTO, DESEARÍA QUE EL LECTOR INTERESADO NO SÓLO LA LEA, SINO QUE DE SER POSIBLE LA DIFUNDA A TRAVÉS DE EMAILS O DE BLOGS.

Roldán Esteva-Grillet

La primera revolución del siglo XX, la mexicana, se inició con dos consignas: “Sufragio efectivo, No reelección”. Una vez superada la etapa violenta y con una nueva constitución en 1917, a la primera no se le hizo mucho caso y eso explica el que por setenta años la misma gente gobernara, hasta que la presión de la sociedad civil logró adecentar el sistema electoral y dar espacio a la alternabilidad, superando la “dictadura perfecta”. En cuanto a la segunda consigna -originada en la permanente reelección del general Porfirio Díaz-, bastó con que uno de los caudillos surgido de la revolución, Álvaro Obregón, quisiera volver en 1928 a la presidencia para que un estudiante de artes plásticas se encargara de recordarle esa consigna, con un certero balazo en pleno festejo. Desde entonces, todos entendieron que lo de la no reelección era un principio inviolable

La práctica de cambiar las constituciones para asegurarse la continuidad en el poder ha sido tradicional en Latinoamérica. También el alzamiento militar contra esas pretensiones que se calificaban de “continuismo”. Muchos de nuestros países han cambiado o reformado sus respectivas constituciones en los últimos tres lustros. Algunas, como la de Brasil o la de Argentina, para introducir la reelección inmediata, en tanto que la del Perú fue forjada por Fujimori, hoy sometido a juicio, para asegurarse un tercer mandato. En Haití, un tercer intento de Aristide provocó una sublevación popular que sólo la intervención extranjera, sacándolo del país, impidió su linchamiento.

De los actuales presidentes suramericanos, a Lula se le ha tentado y ha respondido dignamente que no se considera el único capaz de gobernar ese gran país. A Uribe, en la vecina Colombia, ya le están cantando las sirenas para que se lance por tercera vez. En Venezuela, no sólo hemos vivido dos reelecciones en el período democrático -al cabo de diez años del primer ejercicio- sino que a ambos postulantes (CAP y Caldera), con mayor edad y en un país en crisis, no les fue muy bien.

Producto de esa crisis resultó Chávez, un teniente coronel que aspiró, vanamente, a llegar al poder sin mediar elecciones, y luego de la brevísima cárcel sufrida, lo que quería era armar una guerrilla. Gracias a Miquilena, que le organizó un partido, llegó al poder por vía electoral, en 1998. Modificada la constitución “moribunda” con aumento del período de gobierno de cinco a seis años (estilo México) y reelección inmediata, ahora la quiere modificar para poder gobernar por siempre. Cada siete años convocaría a elecciones, con todos los recursos del Estado a su favor a fin de impedir posturas contrarias a su ideología, consideradas un atentado a la nación, como Luis XIV: L’Etat c’est moi.

Si en estos casi diez años hemos vivido “en el peligro”, como le gustaba a Mussolini, habrá que preguntarse para qué tanta alharaca por uno más que desea perpetuarse en el poder. Pues, la respuesta es muy sencilla: para poder pensar por nuestra cuenta sin la amenaza de atenernos a las consecuencias, como en Cuba. Ante la propuesta de un Chávez para siempre, no hay que responder como los alemanes, sino con un simple y rotundo NO, sin que nos quede nada por dentro.

sábado, 10 de noviembre de 2007

El calibre moral del General en Jefe (r) Raúl Isaías Baduel

Simplemente, una bomba. Un misil, las declaraciones del ex ministro de la Defensa Raúl Baduel. Hasta allí, creo que todos estamos de acuerdo.

Un obediente, militante y amplio sector del chavismo, lo ve simplemente como un TRAIDOR. Otro sector dentro del mismo chavismo, sin embargo, por primera vez se atreve a disentir a los deseos del amo y a recomendar escuchar estas voces de alerta que se levantan dentro del mismísimo corazón de la Revolución.

Por su parte, un sector de la oposición recibió con bombas y platillos a este nuevo aliado, mientras que otro, lo mira con legítima suspicacia, dudando si las declaraciones de este militar rebelde no son más que un nuevo caballo de Troya, al estilo del blandengue, escurridizo y oportunista Arias Cárdenas.

Pero el caso es que Baduel ni es Arias Cárdenas, ni es el “perro de quinta” de Carneiro, siempre dispuesto a menearle la cola al amo. No hay que olvidar que Baduel fue llamado “el General de la Dignidad” por haber comandado el operativo cívico-militar que derrotó el espeluznante golpe de Estado del 11-13 de abril del 2002, y devolvió a Chávez al poder.

Tras muchas cavilaciones, el “general de la dignidad” optó por actuar, ya que como soldado constitucionalista, le debía lealtad al mandato democrático que hacía de Chávez el legítimo Presidente de Venezuela. El hilo constitucional, en ese momento (abril de 2002), se había roto. Y Baduel estaba allí, para restaurar su continuidad.

En esta oportunidad, noviembre de 2007, Baduel, junto a un enorme sector de la Venezuela chavista y opositora
, ha logrado ver (sin mucho esfuerzo) que el hilo constitucional, una vez más, está a punto de romperse a través de una Reforma Constitucional a todas luces ilegal.

No hay contradicciones en las posiciones de Baduel. Tanto en el 2002, como ahora, en el 2007, Baduel se mueve bajo el sólido escudo de la legalidad y, sobre todo, de la legitimidad.

Usando un verbo descarnado y punzante, no ha dudado en calificar la Reforma Constitucional en puertas como un “Golpe de Estado de Facto”.

Una aseveración como esta, dicha por la amorfa e inconsistente “oposición”, no sería más que una frase vacua y oligarca. Pero dicha de la boca de uno de los aliados más emblemáticos de la revolución chavista, es, sin duda, un certero sablazo a las aspiraciones monárquicas y totalitarias de Hugo Chávez Frías, el amo.

Cuando una figura tan arrastrada, obediente, militante y servil como la de Tascón se pronuncian en defensa de las declaraciones de Baduel, hay que entender que lo que se ha producido dentero de los pilares políticos del chavismo no es un brutal terremoto, sino un verdadero cataclismo de consecuencias impredecibles.

Baduel no es el General de Tres Soles repartidor de leche y huevos, como su homólogo Carneiro. Baduel ha demostrado ser, de forma consecuente y coherente, un soldado apegado a la Ley. Y ha demostrado tener el suficiente arrojo moral para, primero defender a su Presidente y Comandante en Jefe, para luego ponerle las esposas, cuando ese mismo Presidente se quita la careta y quiere convertirse en Monarca Absolutista y Fundamentalista.

Baduel ha acusado al amo Chávez de “abusar de la lealtad” de los integrantes de las fuerzas armadas. No es poco lo que dice ni es poco lo que confiesa.

No hay que olvidar tampoco que Baduel sí es un militar con verdadera ascendencia y respeto dentro de las Fuerzas Armadas venezolanas. A tal punto ha sido la aparatosa conmoción que ha causado dentro de las fuerzas armadas, que generales como el “perro de quinta” (en ejercicio) de Carneiro y el General de Brigada (r) Mario Arveláez Rengifo, han salido corriendo a los poderosos cuarteles de Aragua y Guárico para recordarles y ordenar a los militares que no es el momento para analizar ni pensar, si no para buscar votos para el SÍ. “No tienes que leer ni pensar nada, sólo tienes que apoyar el SI”, es la consigna que los funestos generales intentan implantar.

“La avaricia rompe el saco”, como diría en una de sus salidas folklóricas el recién fallecido ex-presidente Luis Herrera Camping. Y la avaricia de Chávez, el amo, es infinita.

Chávez mismo se ha puesto la soga al cuello. Es hora de que todo el malestar del pueblo chavista que ha creído en una revolución que poco provecho le ha brindado, se haga sentir. Es hora de que la digna resistencia del pueblo opositor coseche sus frutos.

En las paredes de las Universidades y principales ciudades del país han comenzado a vestirse con calcomanías y afiches que dicen: “Chávez SI, Reforma, NO”.

Este es el comienzo del fin.

La élite del poder chavista no puede ocultar por más tiempo la opulencia en la que cómodamente se ha agazapado. Para ellos las palabras Revolución, Socialismo, Igualdad, se han convertido en un excelente negocio. La frase “Patria, Socialismo o Muerte” es sinónimo de igualdad de hambre para el pueblo, y camionetas último modelo para los dirigentes “revolucionarios”.


Las fuerzas políticas y militares del país no pueden continuar haciéndose los ciegos ante la invasión de cubanos al país, que llegan a nuestra patria, la DE TODOS LOS VENEZOLANOS, como si llegaran a una colonia en donde ellos son los colonizadores.

Sea uno chavista o antichavista, hay que no tener sangre en las venas para no indignarse cuando el Presidente de Venezuela, el amo Chávez, declara, en medio de un delirio de amor y admiración que raya en lo homoerótico, al moribundo Fidel Castro como el “Padre Nuestro que estás en la Tierra”.

Estamos en presencia del comienzo del fin.

"Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía".
SIMÓN BOLÍVAR.

NO al abstencionismo.
VOTA “NO”.


(Este artículo puede ser reproducido parcial o totalmente, indicando únicamente la autoría: NIKITO NIPONGO NADA)